lunes, 1 de noviembre de 2010

Mitad de mi.-


Miré los restos de mi,
la parte asible,
el todo incompleto.
Lloré por eso que fui,
por lo imposible,
por el divino veto.
Viví por ese pasado
que ya es sinécdoque,
por mi pedazo de ser.
Abracé lo recordado,
rogué por un trueque,
pero morí, sin ver.

domingo, 26 de septiembre de 2010

No lugar.


Lejos del mundo,
donde se respira aire,
de donde no soy oriundo,
a donde no pertenece nadie,
allí estaba. Sola.
Bajo el cielo divino,
donde ni Él controla
el olvido mezquino.
En un rincón sin tiempo,
donde florecen estrellas,
otro lago, otro ritmo, otro viento,
vuelve a la más vida bella.
Llorar no basta.
la inmensidad desvela,
desde el silencio hasta
la intimidad ajena.
En ese lugar, ya mio,
al que jamás pertenecí,
el no lugar, sin rio,
y de nombre sarandí.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Boomes.-

Nada. Una partícula. Algo.
El vacío llenándose de sentidos.
Espacio-tiempo. Ser. Rumor vago.
La eternidad y solamente un testigo.
Dos, tres, seis, tres mil trescientos treinta y nueve,
un Uno al que todo todos esos le deben.
Paz. Intereses. Maldito hado.
Codicia, poderes, usuras y olvidos.
Míos y tuyos causan estragos.
Ruido, gritos, muerte, ningún alma, ruido.
Estruendo y brillo de alborada,
algo, alguna partícula, nada.

Magia de un sueño.-

¡Qué libertad se siente estando solo entre el cielo y el suelo! ¡qué miedo! ¡qué soledad!
Mirando el etereo infinito y pensando que solo un corazon palpita dentro de este pecho...y fuera de él.
Temiendo a cualquier cosa que se mueva a nuestro al rededor,
porque todo es una amenaza, porque todo nos provoca más y más miedo...
Hasta que un tren, lejano, ruidoso, nos despierta de la mística ensoñación. Sus vagones iluminados con un brillo amarillento, arrastrados por la misma fuerza, pasan a gran
velocidad frente a nuestro ojos. Pasan, como si una inmensa linea curva comenzara de pronto a brillar en el horizonte. Pasan, aturden, y luego desaparecen, dejando solo el zumbido de un instante que no fue.
Y vuelve la soledad, la soledad que seguia alli, pero que ahora vuelve. Y el cielo, y el suelo, y un alma. Y el inmenso mar, y la oscuridad y un alma, y soledad, simplemente soledad.

Lágrimas de cocodrilo.

Quería siempre lo mismo,
quería pero no quiero más.
Da igual al borde del abismo
el lugar donde ahora estás.
El aire enfría las ideas,
el vacío amortigua,
no importa que solo sea
la misma historia antigua.
El mar de miedo y de lágrimas
ya no sirve de colchón,
en unas existencias lánguidas
que laten sin corazón.
Quizá en lo desmembrado
se aúne al fin el ser.
Quizá ese espíritu olvidado
al fin logre trascender.
Y ahora en esta inmediatez
sólo pienso en la hipocresía,
ya no en las tardes o los días,
ya sólo en ese último revés.

En sepia

Me hubiera gustado vivir
en esa época en que todas
las cosas eran amarillas.
Las luces ahora brillan,
y alumbran solo modas,
y nada porque morir.
Quizá, simplemente hablar
pronunciando la palabra
sagrada, pero en silencio.
Reordenar el colecticio

solo para que se abra
una ínfima puerta para pasar,
ese umbral de tiempo;
porque el tiempo son palabras
que a veces se pronuncian.
Los demás colores no anuncian
el triste otoño detrás,
cuya llegada presiento.





sábado, 19 de junio de 2010

Fracción

Hace tiempo, un día miraba
con apatía y desgano el reloj
esperando que el tiempo pasara
en este cosmos de gélido alioj.

Con tal avidez lo contemplaba
que en ese quietismo enmudecido
veloz el tiempo me atravesaba
y yo sólo moría abatido.

Hay una fracción en el devenir
en que el tiempo sigue transcurriendo
aunque la aguja en su ir y venir
en un punto su andar va suspendiendo

y esa pizca de legado divino
es en esencia nuestra libertad.
Creación inefable y torbellino
que contemplamos sin eternidad.

martes, 15 de junio de 2010

Circular.-

Del verbo a la vida,
de la vida a los días,
del día al amor,
del amor a la nostalgia,
de la nostalgia a la existencia,
de la existencia a la esencia,
de la esencia a la existencia,
de la existencia a la nostalgia,
de la nostalgia al amor,
del amor al día,
del día a la vida,
de la vida al verbo.

Alterego.-

Solo percibo el reflejo de un rostro,
vacío de luz, iluminado de esperanza.
No se si en verdad es mío o de otro,
pero el solo preguntarlo ya no alcanza.
¿Somos alguien alguna vez
o siempre andamos buscando un imposible?
No sé si existe algo que realmente es,
si este acto creador es un poco plausible.
Ni mi yo misma se conoce entera,
mi ser no arriba nunca a la vera.
¿Consciente o inconsciente, lucidez o destino?
Mi alma no tiene una puta brecha pa abrir camino.
Pero me reflejo en algunos vidrios,
aunque con una silueta bastante difusa,
quizá me devuelvan una imagen de un yo,
y salga de esta alteridad confusa.
No sé si soy, paso, estoy o fui,
no veo un otro que me muestre mi alma,
ahora que pienso, quizá aquel día la vi,
pero ese destello no logro darme calma.

Más allá.-

Suspiro susurrante y suave...
Mirando mi mísero mundo,
mucho muestra
incomprensibles inconsistencias.
Me inundo con cosas contables
tratando transponer trasmundo,
tornando todo tocable.
Repito, recreo y redundo.
Pero perdí.
Permeable, siquiera siento...
simulo.
Quienes quisieron quitarle,
el elixir elemental,
nunca nulo,
nuevamente a la vida,
violarle vilmente
su sutil surco:
lo lograron.
Me encuentro en encrucijadas,
con rumbo rudimentario.
Ruidosamente, ahora,
ahogándome ahondo
la larga y lastimosa
parte paradisíaca,
pasando.
Himnos hicieron hiriéndome,
pero pegándome perdieron.
Inútilmente intento invocarlos,
hundieron sus huesos, humillados,
con condenadas cadenas,
invaden infinitamente el infierno.
Yo en llantos alegres
albergo alteridad,
y paso pacientemente
por prados pacíficos.

Amorisaber.-

Desde la eternidad en cada ente naces,
en todas las esencias clamas con ardor,
ni ciencia, ni arte, ni certeza,
busqué sabiduría y me diste amor.

Incesante intriga introductoria,
Breve endecha, inexorable brecha,
teorías, tesis, y la notoria
intima incertidumbre insatisfecha.

El que bebió cicuta y verdad,
el que nos desató en la caverna,
el que dio al mundo la circularidad,
no pudieron más que hacerte eterna.


Ya mi alma no está dormida,
me robasté entera mi inosencia,
y por tal horrible insolencia,
no puedo más que estar agradecida.

Tiempo.-

Agujas que giran a un ritmo lento,
se mueve mi alma al compás del viento,
no dan tensión, no merecen mi atención,
no existen los segundos, no los cuento,
ignora el corazón su movimiento.

Descubre mi mente de a poco su andar,
mi alma comienza en el tiempo a girar,
la prisa que arde, ¡correr! se hace tarde,
en un sitio y otro siempre hay que estar,
mi corazón late al son del tic tac.

Oscilo entre números ¡ay, destino!,
alma prisionera, enrejado fino,
nadie escapa, nadie, a todos atrapa,
regalo de Dios, castigo divino,
mi corazón al latir perdió el tino.

Me atan cadenas de causas y efectos,
mi alma se pierde en el caos perfecto,
mi memoria se llena, la razón se aliena,
corazón, débil, late ante lo impuesto,
sólo él batalla por algún supuesto.

La carne se entrega ante lo estipulado,
el fervor del alma no ha cambiado,
todo es lento, prisa no siento,
corazón cesa sus latidos osados,
por fin recibo el descanso anhelado.

Casual.-

Aculturación indígena,
segunda guerra mundial,
europeización nativa,
velero que cruza el mar,
desenfreno y mestizaje,
valija, esperanza y tá,
un pueblito del interior,
patria lejana y vida porcal,
niñez, pasto y pericón,
analfabetismo y libertad,
éxodo rural,llantos,
Italia, tango y una postal,
familia entrecruzada,
trabajo y casualidad,
limpieza, ropa y motores,
ruido y máquinas de hilar,
alcohol y Martín Fierro,
fotos viejas, tranquilidad,
túnica blanca, barrio,
un sistema dictatorial,
bisturís, ilusión,
muro de Berlín terminal,
anillo, arroz, blancura,
yo.

Impoesía

Estaba buscando algún sentido,
tema conductor en mi poesía,
a, b, b, b, c rima tendría,
pero los versos no coincidían,
y abandoné así el decasílabo.
Métrica del romancero,
rima asonante en los pares,
ritmo veloz al leer los
versos en lenguas vulgares.
Aunque usar tradición es, quizá con desatino,
un modo de embellecer, en verso alejandrino.
Cometido intrincado, que con lenguaje culto,
al poeta creando, da penas sin indulto.
A la poesía prosaica (si existe) entonces
es mejor que recurra, mientras mis vacíos zurzo,
que la métrica, la rima y el ritmo son difíciles,
y así me es más posible hacerme de recursos.
¿Usar el quiasmo para aligerar
o aligerar para el quiasmo usar?
Alarga al ala de mi agonía,
la llanura llamativa en mi yerro,
y en reiteradas rimas releo,
mucho de mí mismo y menos de poesía.
¿Será que este alma no nació para componer?
¿O será que no vino con musa al nacer?
Estaba buscando algún sentido,
tema conductor en mi poesía,
estaba buscando algún sentido,
y sólo terminé ¿Quién diría?
Preguntándole al autor ¿Qué es poesía?

jueves, 20 de mayo de 2010

A mi maestro.

Vos hablabas de Hamlet, y nos decías, y te decías, y decías que decía "ser o no ser"; y nosotros éramos, y no éramos, como siempre. Y brillaban tus ojos, incluso con el escaso sol que entraba por las ventanas del fondo, y tu vista levantada repetía, y enfatizaba, y te movías por todo el salón, y contigo se movían nuestros ánimos. Y mis ojos aún ciegos, y quizá más videntes, te seguían, y te juzgaban, y en el fondo de sus pupilas marrones, te admiraban. ¿Y a mi qué me importa si soy o no soy? ¿Y a mi para que me sirve? Y hablabas del tío arrepintiéndose de sus pecados, y de la redención, y yo no tenía pecados, o no sabía que tenía, pero buscaba esa redención. Y a mi no me importaba si Hamlet lo mataba ahí y se terminaba ¡ojalá lo matara y se terminaran los quince minutos eternos del reloj de pared! Y hoy, ojalá que no lo mate nunca. Y te seguí, como eso que dice la canción, como las cosas que no tienen mucho sentido. Pero tenía sentido, y ahora lo siento; pero en ese momento no lo sentía, era un juego, y era divertido, y ahora es divertido, pero nunca más va a ser un juego. Y yo me hice desear, porque siempre creí que las cosas buenas se hacen desear, y para ser una cosa buena, hay que hacerse desear. Y me fui lejos, pero me llevaba a Hamlet, aunque ahora también me llevaba a Tinianov, y Jakobson, y sabía que en el fondo ellos tampoco supieron si ser o no ser. Yo no sabía si ser o no ser. ¿Qué querés que te diga? Hoy en día no sé si ser o no ser, pero a mi qué me importa, sigo, porque el ser, qué se yo, el ser me tira más, viste. Volví, y me comía el mundo, pero el mundo me comió, y ahí vos me dijiste La Frase, y desde ahí siempre la tengo presente. Pero Hamlet no mató ahí al tío, porque si las cosas se hacen así sin gloria y con mucha pena no tienen sentido. Entonces vos, para mostrarnos cómo se debía estar sintiendo, saliste de la clase y pasaste por la puerta y miraste un tío que estaba ahí, no estaba ahí, pero para vos estaba ahí, y para los que entendíamos lo que hacías, también estaba ahí. Y yo ese primer día estaba ahí, pero como el tío de Hamlet, estaba y no estaba. Tenía un libro en la mano, pero no lo leía; tenía una idea en la cabeza, pero no la escupía; lo que si tenía, desde el pelo hasta las rodillas, era miedo, ¡ese sí que tenía!; abajo de las rodillas no, porque los pies no los sentía. Y hablé y no sé qué dije, hablaba y no sabía lo que estaba diciendo. Y otra vez, otro reloj de pared que paraba el tiempo. Pero ahora no me contabas una historia de asesinos y de tíos y de reyes, ahora yo contaba una historia de hermanos, y de batallas y de héroes. Pero en realidad no la contaba, no la contaba porque no decía nada, nada de nada. Y terminó: el reloj soltó a las agujas y yo sólo solté las lágrimas, y vos soltaste La Frase, y a mi ahí no me importó, o por lo menos no tanto, y ahora me importa. Y dijiste quince palabras, quince de las miles que decís por día; que decís y que no te aburrís de que se las lleve el viento, pero a estas quince no se las llevó el viento, y el único viento que se las va a poder llevar es el del último suspiro. Y ahí me hiciste profesora, como en un abracadabra de los cuentos. Y ahí me llené de admiración, como la que tenía antes, pero sin el "¿para que me sirve?", y pasé a ser profesora. Me dijiste "el común de los mortales nos tenemos que esforzar para que las cosas nos salgan bien". Pero vos, aunque te esfuerces, no sos del común de los mortales; y mirando a Hamlet, que eras vos, y que yo estaba recordando, pensé que eso quería sentir, cuando el tiempo ya no esté parado y cuando la puñalada sea inevitable. Gracias.