lunes, 20 de junio de 2011

Miedo.-

Tengo miedo,
y lo digo desde un
lugar común.
Miedo,
que me congela,
que me distrae,
que me da vida,
que me desvela.
Sin ti y contigo,
la amarga sensacion se manifiesta
y no me deja
y no la dejo.
Tan común y tan poco,
porque está,
y no debe no estar.
Tan de todos
y tan mío
tan, tan, tan.
Miedo,
al final,
al tan, tan, tan,
a lo último,
a lo que no va a estar.

Callejón

Camino por un tiempo infinito
y sé que en esta calle,
hubo un día un valle,
y ahora miro un horizonte finito.
A mi logos lo vence el mito
espero a que el mundo estalle,
que la duda por fin calle,
para mi nada está escrito.
Esta calle que recorro ahora
existe, porque yo quiero,
surge de mi afán sincero
de que no sea 'ora et labora'.
Soy porque quiero ser
y no porque pienso,
no estoy trazada en un lienzo,
creo y quiero no creer.
Y lo eterno tiene el poder,
porque soy creatura y finita
a menos que el mundo exista
solo si quiero querer.

Sobre ruedas

Sobre la puerta del fondo
hay un lugar más.
Siempre hay lugar más
al fondo;
es como cavar en las paredes
de un túnel.
Un paso, otro paso,
y el de al lado te agobia.
Una lata de gentes,
donde conviven
mis miserias,
sus palabras,
sin cu ni eses,
nuestros seres.
Apretados en un monstruo,
que rueda,
nos regalamos
miradas,
muecas,
nadas.
Y convivimos y terminamos
porque en alguna parte,
que sin serlo es el destino
todos bajamos.

No sé.-

No quiero deber,
ni quiero querer.
Ni ser león, ni niño.
No quiero ser supermujer,
ni super- yo.
No quiero querer,
ni quiero deber,
nada.
No quiero poder,
quiero entender.
Yo no sé
si alguna vez
quise ser.

Infinitum.

Pensalo así:
el infinito no tiene límites,
no lo puedo medir,
no tiene extensión,
o sí.
Y me importa porque yo,
el que escribe
en este momento,
no lo soy,
o no.
Jardines, y flores,
y cielos, y estrellas,
y rojos
y antojos,
triunfos y despojos,
¿qué puede el hombre
agregar a la obra de un dios?
Si este ser pequeño y pobre
crea otro,
y otro, y otro,
otro,
no merece galardón,
su todo es poco,
su mundo es finito.
Y quizá sea parte de un todo
que se desarrolla en la historia,
cuya historia y memoria,
son una nada,
en ese todo.
Y quizá sea un todo en una nada,
sin ser,
sin tiempo,
sin pasto ni alborada,
que no ve,
porque no tiene qué;
solo sé que yo no sé.

Del silencio.-

“El silencio es el ruido más fuerte,
quizás, el más fuerte de todos”.
Miles Davis.



Sin ser verso, ni estrofa, ni poema,
estas nadas son silencios.

Se dice más de lo que se dice,
cuando se calla.
Dicen las palabras
lo mismo,
más,
o lo mismo,
que el silencio,
silencio,
sí…
Ruidos, que son ruidos,
por el silencio.

No son estrofas,
son vacío,
vacío,
silencio.
No se dice
nada
y
se dice
todo.