Nada. Una partícula. Algo.
El vacío llenándose de sentidos.
Espacio-tiempo. Ser. Rumor vago.
La eternidad y solamente un testigo.
Dos, tres, seis, tres mil trescientos treinta y nueve,
un Uno al que todo todos esos le deben.
Paz. Intereses. Maldito hado.
Codicia, poderes, usuras y olvidos.
Míos y tuyos causan estragos.
Ruido, gritos, muerte, ningún alma, ruido.
Estruendo y brillo de alborada,
algo, alguna partícula, nada.
La poesía, las alusiones a mundos que son nuestros y dejan de serlo, el tiempo que se escurre en un suspiro, buscan colarse por nuestros recovecos y enseñarnos que aun hay vida, mientras haya arena en el ser.
viernes, 24 de septiembre de 2010
Boomes.-
Magia de un sueño.-
Lágrimas de cocodrilo.
Quería siempre lo mismo,
quería pero no quiero más.
Da igual al borde del abismo
el lugar donde ahora estás.
El aire enfría las ideas,
el vacío amortigua,
no importa que solo sea
la misma historia antigua.
El mar de miedo y de lágrimas
ya no sirve de colchón,
en unas existencias lánguidas
que laten sin corazón.
Quizá en lo desmembrado
se aúne al fin el ser.
Quizá ese espíritu olvidado
al fin logre trascender.
Y ahora en esta inmediatez
sólo pienso en la hipocresía,
ya no en las tardes o los días,
ya sólo en ese último revés.
En sepia
Me hubiera gustado vivir
en esa época en que todas
las cosas eran amarillas.
Las luces ahora brillan,
y alumbran solo modas,
y nada porque morir.
Quizá, simplemente hablar
pronunciando la palabra
sagrada, pero en silencio.
Reordenar el colecticio
solo para que se abra
una ínfima puerta para pasar,
ese umbral de tiempo;
porque el tiempo son palabras
que a veces se pronuncian.
Los demás colores no anuncian
el triste otoño detrás,
cuya llegada presiento.