domingo, 26 de septiembre de 2010

No lugar.


Lejos del mundo,
donde se respira aire,
de donde no soy oriundo,
a donde no pertenece nadie,
allí estaba. Sola.
Bajo el cielo divino,
donde ni Él controla
el olvido mezquino.
En un rincón sin tiempo,
donde florecen estrellas,
otro lago, otro ritmo, otro viento,
vuelve a la más vida bella.
Llorar no basta.
la inmensidad desvela,
desde el silencio hasta
la intimidad ajena.
En ese lugar, ya mio,
al que jamás pertenecí,
el no lugar, sin rio,
y de nombre sarandí.