viernes, 24 de septiembre de 2010

En sepia

Me hubiera gustado vivir
en esa época en que todas
las cosas eran amarillas.
Las luces ahora brillan,
y alumbran solo modas,
y nada porque morir.
Quizá, simplemente hablar
pronunciando la palabra
sagrada, pero en silencio.
Reordenar el colecticio

solo para que se abra
una ínfima puerta para pasar,
ese umbral de tiempo;
porque el tiempo son palabras
que a veces se pronuncian.
Los demás colores no anuncian
el triste otoño detrás,
cuya llegada presiento.





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