miércoles, 7 de septiembre de 2011

Redención.

Para María del Carmen.

Hay un tiempo para esperar,
y un tiempo
para apretar los ojos
bien fuerte
y desear,
desear no haber nacido.
Un momento para arrancarse
la cabeza
del cuerpo,
y tantos momentos
para tenerla bien puesta.
Hay un tiempo,
un tiempo un tiempo un tiempo,
o varios.
Tantos como marque el reloj.
Un momento para disfrutar,
reír, sonreír, gozar,
e instantes de contemplación,
de nada,
de demasiados,
de quietismo, mudismo,
asombro,
de rabia, de rabia.
Y todos esos es un uno,
¿y es mucho, no?
Y aunque a veces no se entienda,
y aunque parezca capricho,
o a lo que se era
ni se haga alusión,
en una nueva obra,
en una nueva hora,
siempre hay un tiempo
de redención.

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