miércoles, 7 de septiembre de 2011

Cuando te vi/eo

Entre las nueve y las nueve y media,
no pasa nada.
Ni cerca de lo que pasa entre las ocho y cero
y las ocho y dos.
Los primeros son minutos perdidos,
insulsos,
amargos, o ni siquiera,
minutos largos,
que nadie quisiera,
minutos de nada,
minutos de espera.
Pero los otros dos,
esos minutos entre que te vi
y te pensé,
entre que fuiste mío
y te perdí,
esos minutos que te sentí,
que te viví,
que te deseé,
esos que valen oro,
que todo el mundo quiere tener,
esos minutos son vida,
son el único tiempo
que nunca jamás se olvida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario